viernes, 14 de agosto de 2015

Capítulo 27

Capítulo 27:
Eran casi las 8 de la mañana cuando Bruno lo sintió. Suspiró, sabía lo que tenía que hacer. Ya se estaba acostumbrando bastante bien a su trabajo. Hacía bastante tiempo que lo venía haciendo. Ya no se impresionaba tanto al ver primero a su familia en sus comienzos, cuando eran apenas unos niños, luego como adolescentes rebeldes  y libres, y luego como él los recordaba, siendo padres. Cambiaba constantemente el tiempo en el que se encontraba, y por eso ya le resultaba normal.
Esa vez, sabía que debía viajar no tan al pasado. Debía vigilar un poco a sus papás algunos años atrás, cuando todavía eran dos hermanos. Pensó en ese momento, y le resultó extraño. Adoraba a sus hermanos, y casi no se imaginaba como era vivir sin ellos. Cómo se divertían, solo Mora y él?
Pensaba en ello mientras caminaba hacia un lugar más despejado.  Salió de su cuarto, donde sus amigos dormían sin siquiera enterarse que se iba. Quería ir a la terraza del hotel, en donde nadie lo viera desaparecer. Aunque todos sabían que cuando no estaba, era porque estaba cumpliendo su misión, verlo desaparecer de la nada era otra cosa.
Casi ni se dio cuenta que estaba allí. Estaba tan concentrado en sus pensamientos que si no hubiera bajado la vista, no la veía. Pero ahí estaba, sentada fuera de su cuarto, con la cabeza entre las piernas. Le resultó muy raro verla despierta tan temprano, cambiada, y así. Aunque la conocía perfectamente, y sabía de sus cambios de humor constantes. Pero aún así, le dolía verla triste
Bruno: Mora? Qué hacés acá?
Mora levantó la cabeza solo un poco para mirarlo, y luego volverla a esconder
Bruno: Te pasa algo?
Mora: No, nada
Bruno se sentó en el pasillo junto a ella
Bruno: Dale, nena. Te conozco. Qué te pasa?
Mora: Te dije que nada, no me molestes
Bruno: Pero soy tu hermano, y me preocupo por vos. A lo mejor te puedo ayudar
Mora: Es que justamente porque sos mi hermano, no te puedo decir
Bruno entendió al instante. Y aunque la curiosidad lo mataba, la comprendía. Y si era, como él se imaginaba, un problema de amores, era mejor que lo charle con una amiga, o con su mamá.
Bruno: Está bien. Si no me podés contar, no importa. Pero puedo hacer algo para levantarte ese ánimo?
Mora: Podés llevarme a casa?
Bruno: No creo
Mora: Entonces, nada
Bruno: Ya sé. Tengo algo mejor que eso
Mora: Qué?
Bruno: Vení conmigo
Mora: Dónde? Dónde ibas vos tan temprano?
Bruno: Dale, vení. Vamos a revivir viejas épocas. Y además, necesito tu ayuda en ésto
Bruno pensó que sin la ayuda de Mora, no hubiera logrado tanto. O por lo menos, no lo hubiera hecho tan rápido. Fue ella la que tuvo la idea de buscar por todos lados la vieja muñeca de Mar, para llevarsela a ella misma, años antes. Cuando apenas tenía uno año de vida. Y sabía que le encantaría. Y claro, ella aún la tenía, tantos años después.
Luego de buscar la muñeca, la llevaron a su casa, en ese tiempo. Estaban invisibles, por supuesto. La escena era conmovedora. Mar y Thiago estaban abrazados, charlando con sus rostros muy cerca, intercambiando besos en el medio. Se encontraban en la sala de juegos. Mora estaba a un costado, sentada en una alfombra de juegos. Era apenas una bebé, entretenida con algún juguete que ahora les resultaba aburrido, pero en ese momento, era algo alucinante. Sin que se dieran cuenta, dejaron el muñeco junto a Mora, y se quedaron obsevándolos, viendo sus caras de emoción al descubrir al muñeco.
Bruno: Y? No fue una buena idea?
Mora: Sí, mi buena idea
Bruno: Bueno, bueno, tampoco te agrandes. Vamos? Creo que tenemos que preparar nuestras cosas
Mora: Sí dale. Me llego a olvidar algo y me muero
Volvieron a su tiempo, ahora con mejor humor por parte de Mora. Ver lo felices que fueron y siguen siendo, hacía que cualquiera se alegre, por lo menos un poco.

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