lunes, 17 de agosto de 2015

Capítulo 28


Capítulo 28:
El viaje estaba llegando a su fin. Tanto Cielo como Nico estaban sorprendidos y extrañados. Desde un principio, supieron que ese viaje iba a ser especial por algún motivo que desconocían. Pero no había ocurrido nada fuera de lo normal. Con excepción del viaje al pueblo, nada pasó que los haya sorprendido. Se imaginaban un misterio, una misión, o una pista sobre algo. Pero nada. No sabían qué esperar, si eso era bueno o malo
Cielo: Están todos listos?
Rama: Creo que sí
Tefi: Chicos, ya quiero volver a mi casa. Me quedé sin crema para la cara, me voy a morir
Tacho: Sí, mejor nos apuramos. Ya se te está empezando a notar la falta de la crema
Tefi: De verdad?????? Ay, no!!!! No me miren!!!
Mar: tacho, hace falta hacerla gritar?
Isabella: Es gracioso!!
Tacho: Esa es mi nena! Ella me entiende
Cielo: Tefi, no tenés nada
Malvina: Además gorda, me hubieras pedido una a mí! Yo tengo unas que te dejan la cara divina en un toque
Tefi: No me gustan tus cremas, son de vieja
Malvina: Cómo de vieja?? Mirá nena, mis cremas me dejan la cara divina. En cambio las tuyas no funcionan. Por lo menos eso dicen las patas de gallo alrededor de tus ojos
Tefi gritó, como hace siempre que se ofende. Todos insultaron a Malvina por hacerla gritar. Casi logró que Vicente se despierte, después de que Vale pasara una hora intentando que se duerma.
Cielo: Pueden dejar de pelear un poco? Parecen dos adolescentes
Nico: Dale, que el colectivo no nos espera!
Thiago: Yo tengo una pregunta. Sé que suena a aguafiestas, pero la tengo que hacer
Nacho: Qué raro él
Cielo: Qué es, Thiago?
Thiago: Qué va a pasar cuando volvamos?
Todos en el colectivo quedaron en silencio luego de la pregunta de Thiago, esperando escuchar la respuesta
Cielo: De eso les queríamos hablar
Nico: Por un tiempo, vamos a tener que cuidarnos bastante. Por un lado están los chicos, que tienen que cumplir su misión. Yo creo que Bruno ya les habló un poco de eso, no? Querés contarles cómo seguir?
Bruno: Sí. Ustedes van a seguir yendo a la escuela normalmente. Pero, van a ver a los alumnos nuevos. recuerden lo que hablamos. Ustedes tienen que ayudarlos, pero sin que ellos se den cuenta. El contacto tiene que ser lo menor posible. Es muy importante que se cuiden. No hablar demasiado,excepto si alguno de ellos les habla a ustedes. Y mucho menos digan sus nombres. Eso es clave. Si hablan con alguno, cuiden sus palabras. Tengan muchas precauciones. Pero, por el otro lado, no tienen que perderlos mucho de vista. Tenemos que cuidarlos
Rama: Y nosotros?
Nico: Ustedes también van a tener que tener mucho cuidado
Cielo: Exacto. Procuren ir a la escuela lo menos posible. Y si tienen que ir, avisan antes, a cualquiera. Pero siempre hay que estar preparados. Si van, sean lo más discretos posibles. Que no los vean, ni los escuchen. Y si llegan a cruzar a alguien, que no les gane la tentación, por favor. Ustedes saben lo importante que es ésto. Sean precavidos.
Mientras Cielo hablaba, un fuerte ruido se escucho dentro del colectivo. Luego, una sacudida. Y luego, de repente, el colectivo frenó. Todos protestaron, pero el chofer no pudo hacer nada. El vehículo no arrancaba.
-Creo que es el motor. Es viejo, puede que esté arruinado
Debieron bajarse todos, para poder arreglarlo lo antes posible y seguir su viaje. Y no fue nada divertido. Entre el frío, las quejas, y el hecho que se encontraban varados en el medio del campo, alejados de cualquier rastro de vida, no ayudaba mucho a mejorar la situación.
Luca comenzó a arreglar el motor, para que por lo menos funcionara hasta llegar a la casa. El resto se dispersó: algunos salieron a recorrer, otros a dormir un rato, y otros simplemente se alejaron del grupo para evitar matar a alguien.
Bruno fue a dar una vuelta, sin muchas esperanzas de encontrar algo. Mora lo acompañó, y a ellos se sumaron Rose, Bauti, Olivia, y Fabricio. Se alejaron más de lo pensado. Mientras charlaban, divisaron algo extraño en el campo vecino. Era una pequeña pared, o mejor dicho, los restos de lo que fue una pared, castigada por el tiempo y el clima. Sintieron algo al verla, algo que los impulsó a acercarse más. La pared estaba casi derrumbada. Al observar con atención, pudieron ver unas raras inscripciones hechas con algo filoso, se notaba que tenían sus años. Pero algo hizo que la piel se les erizara. Eran números.
“1-5-21-5-19-14-22-15”.

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