martes, 9 de septiembre de 2014

Capítulo 78

Capítulo 78:
Mar: Apuren, que ya se nos hizo tarde!!
Thiago: Mi amor, cómo va a ser tarde, si nos tienen que esperar a nosotros?
Mar: Ni importa, tenemos muchas cosas que arreglar todavìa.
Thiago:Qué rápido pasa el tiempo
Mar: Sí, no puedo creer que nuestra princesita ya cumpla un año
Thiago: Y hablando, dónde está?
Mar: Ya la voy a buscar, se acaba de despertar
Mar subiò al ya cuarto de su hija, hacía un tiempo que se había mudado, incluso ante las protestas de Mar. Cuando entró, su hija en seguida dejó de llorar. Estaba sentada en su cuna, puesto que todavía no caminaba
Mar: Hola mi princesa!!!
La niña extendió los brazos hacia Mar balbuceando cosas incomprensibles. Mar la agarró y Mora se empezó a reír, como lo hacía todas las mañanas
Mar: Buen día, mi amor! Qué contenta que estás hoy!! Sabés por qué? Hoy es tu cumple!! Hace un año que estás en nuestras vidas llenandonos de felicidad. Estás tan grande…
A Mar se le llenaron los ojos de lágrimas. No podía entender como sus hijos habían crecido tanto, si para ella fue ayer que los sostuvo por primera vez en brazos. La nena dejó de reir, como si estuviera preocupada
Mar: No mi chiquita!! Mamá está un poquito sensible, nada más. Pero no te preocupes, no pasa nada
Thiago: A mamá le agarra la depresión en todos los cumpleaños
Thiago se acercó a ellas y abrazó a Mar por la cintura
Mar: Y aunque tu papá se haga el duro, nosotras sabemos que también le afecta que su nena cumpla un año
Thiago: Sí, es cierto. Pero hay que tratar de pasarlo bien, no? Además, un año es re poquito. Tu mamá cumple 23, eso sí es preocupante
Mar: Ey!! A mí no me afecta para nada mi edad, y además vos ya cumpliste los 23, y estás cerca de los 24
Thiago: Somos re jóvenes todavía, podemos hacer cualquier cosa
Mar: Es cierto. Vos quedate con Mora, que yo voy a despertar a Bruno
45 minutos después, y unos cuantos retos y apuros, se dirigían a la mansión, donde celebrarían, el cumpleaños de la princesa de la familia. Porque, al ser la primera nena entre ellos, Mora era la consentida de sus tíos. Apenas llegaron, los recibieron con muchos gritos y abrazos. Tacho, que estaba más que enamorado de su ahijada, le regaló una alfombra para jugar, y muchísimos peluches, muñecas y juguetes. Tefi, su madrina, le regaló como mínimo cuatro conjuntos de ropa. Mora recibió muchos regalos, y estaba feliz con su fiesta. Todo el mundo disfrutaba, reía y la pasaba bien.
Pero, todos sabemos que algo siempre tiene que salir mal. Mientras estaban comiendo, Mar sintió una fuerte puntada en el pecho
Thiago: Mi amor, estás bien?
Mar: Siento algo acá, una sensación rara
Cielo: Estás intuyendo algo, Mar.
Mar: Sí, siento nervios. Va a pasar algo malo
Thiago: Malo como qué?
Mar: No sé, pero estoy segura
Thiago: Bueno, quedate tranquila, y no le digas a nadie. No queremos asustarlos
Una hora después, y no había pasado nada. Lo único que había sucedido es que la animadora no llegó, y la torta de Mora terminó esparcida por el piso gracias a los chicos que estaban jugando cerca. Thiago convenció a Mar de que eso era lo que ella había previsto, y ella lo creyó, sobre todo porque dejó de sentir esa opresión en el pecho.
Dos horas después, la fiesta estaba a punto de terminar. La habían pasado muy bien. Todos se despidieron, y se encaminaron a sus autos para irse a casa. Pero ahí fué cuando todo se volvió un desastre. Al salir de la mansión, se encontraron con por lo menos 20 hombres afuera, hombres de Juan Cruz por supuesto, y todos iban armados. Los chicos intentaron volver a entrar, pero los amenazaron con disparar si se movían. Entonces los sacaron a todos afuera, y los hicieron sentar. Estaban terriblemente asustados. Dejaron a los mayores por un lado, y a los más chicos en otro. Mar casi le arranca un brazo a uno de los hombres cuando se quiso llevar a Mora, pero la amenazaron con dispararle, así que la tuvo que soltar. La llevaron con el resto, que estaba solo a unos pocos metros de ellos, y se la dieron en brazos a Luz, ella enseguida comenzó a calmar a la bebé, que lloraba porque la separaron de su mamá. Unos minutos después lo consiguió, y Mar agradeció con la mirada a Luz por haberlo hecho.
Por suerte era un grupo que se conocía bastante bien, y se podían entender con la mirada. No hizo falta decirlo. Solo contaron hasta tres, y después de una seña, saltaron hacia los guardias. Comenzaron a atacarlos con patadas, golpes, o lo que se les ocurriera. todo eso en una fracción de segundo. No pudieron desarmarlos, porque sus armas estaban sujetas a sus brazos, como si fueran una continuación de éstos. Corrieron a buscar a los más chicos, e intentaron entrar en la mansión. Fue ahí cuando empezaron los disparos.

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