miércoles, 11 de febrero de 2015

Capítulo 99

Este capítulo es bastante largo y triste!! También me pidieron hacerlo! Pero, por otro lado, está bueno!! Recuerden que voy a ir subiendo cuando haya más de 5 comentarios!!!!

Capítulo 99:
Thiago: Mi amor, me acompañás a la discográfica? Tengo que charlar con unos clientes
Mar: Sí, vamos. Llevamos a los chicos?
Thiago: Sí, total allá se entretienen
En la discográfica, los chicos eran los mimados de todos. Algunos lo hacían porque eran los hijos de sus jefes, pero en realidad era imposible no quererlos. Nunca causaban problemas, charlaban con todo el mundo y eran muy simpáticos
Mar: Buen día, Cande
Candei: Buen día Mar. Hola lindos!
Mora: Hola Cande!
Cande: Vinieron a visitarnos un rato?
Bruno: Sí, nos trajeron
Mar: Qué quieren hacer?
Mora: Podemos jugar?
Thiago: Claro, mi amor. Vayan a la sala de juegos
En la discográfica implementaron una guardería, ya que muchos empleados tenían hijos pequeños, y a Mar y Thiago les pareció una gran idea abir una guardería, así los padres podrían estar cerca de sus hijos, También tenían cuidados para bebés, entonces no era necesario que las madres tuvieran que ir hasta sus casas. Todos agradecieron mucho eso.
Todos en la discográfica amaban tener a Mar y Thiago como jefes. Ellos nunca se dejaron llevar por el dinero, siempre pensaron en sus empleados. Eran muy buenos, y trabajaban como uno más de ellos. Lo que querían lograr era que sus empleados confiaran en ellos, y que no los vieran solo como sus jefes.
En la guardería tenían de todo. Abarcaban desde bebés recién nacidos hasta los 12 años. Había juegos para todas las edades. Y por supuesto, varias cuidadoras. Allí ya había más niños jugando. Mora se unió a una nena que estaba con los disfraces, y Bruno se sentó a armar un rompecabezas con otro nene. Mar les dejó a Mariana y Juampi a las cuidadoras. Todavía le costaba un poco despegarse de ellos, pero cada 20 minutos iba a controlar que estuvieran bien.
Debían reunirse con unos clientes muy importantes, que les ofrecían a nuevos artistas para probar.
Un hombre de mediana edad y muy elegante entró en su oficina. Ya tenían preparado café para servir.Junto con él, había un chico bastante joven, de unos 35 años. Mar prestó atención en éste último. Su cara le resultaba familiar.
La reunión comenzó, pero ella no podía concentrarse. Pensaba en ese hombre, y de dónde lo conocía. Su cara era tan familiar para ella… pero sin dudas del pasado
20 minutos después, ya estaban a punto de cerrar la negociación. Mar estuvo dispersa toda la reunión, aunque intentó disimularlo. El chico no dijo ni una palabra, así que supo que solo era un asistente.
Y de repente, un detalle hizo que se le ponga la piel de gallina. Un escalofríos recorrió toda su espalda, que la hizo estremecer. El chico giró la cabeza un poco, y ella pudo ver una cicatriz plateada en su cuello, que se perdía bajo su camisa. Lo reconoció al instante
Todo su cuerpo comenzó a temblar, y supo que si no salía de ahí urgente, iba a desmayarse
Thiago: Mar, te pasa algo?
-Está bien, señorita Rinaldi?- Era el chico. No había escuchado su voz, pero también la reconoció. Estaba desgastada y algo apagada por el paso del tiempo, y tal vez por el deterioro
Mar: Disculpen, no me siento muy bien. Tengo que retirarme un momento
-Por supuesto, no se preocupe- El hombre mayor no se mostró enojado ni nada parecido
Mar: Puede cerrar el trato con Thiago, que sabe qué hacer
Thiago la tomó de la mano. Ella lo miró, y pudo ver detrás de sus ojos llenos de lágrimas que estaba tratando de contener, una expresión auténtica de miedo
Mar: Estoy bien. Solo un poco mareada. Quedate y cerrá el trato
Thiago: Segura?
Mar: Sí- Trató de esbozar una sonrisa, pero le temblaba el labio
-Que se mejore, y no se preocupe
Mar: Gracias
Salió casi corriendo de la oficina, directo hacia el baño. Por suerte, estaba vacío. No podía ni quería tener que darle explicaciones a nadie de por qué lloraba, ni mucho menos decir que era parte de su horrible pasado.
Se apoyó contra la pared, y sus piernas se debilitaron hasta quedar sentada en el piso. Dejó que las lágrimas corrieran sin parar. No dejaba de temblar.
Unos minutos después, o tal vez horas, o segundos, golpearon la puerta.No sabía cuánto tiempo estuvo ahí, en el piso, llorando sin parar
Thiago: Mi amor? Estás bien?
Al escuchar la voz de Thiago, Mar se levantó y abrió la puerta. Lo que más necesitaba en ese momento era que él la abrazara y la consolara.
La cara de Thiago mostraba su preocupación. Al verlo ahí, Mar se desplomó en sus brazos
Thiago: Mi amor, calmate, sí? Vamos a la oficina a hablar ahí
Mar asintió débilmente  y dejó que Thiago la condujera a la oficina. Sus piernas estaban débiles, y sentía que sin la mano de Thiago en su cintura de desmoronaría en el piso
Thiago: Sentate. Tomá un poco de agua
Mar aceptó el vaso que le ofrecía sin decir nada. Thiago se sentó a su lado en el sillón y la atrajo hacia sí. Mar apoyó su cabeza en su pecho, y las lágrimas comenzaron a salir otra vez. Si Thiago notó que le estaba mojando la camisa, no lo comentó. Le acariciaba el pelo, y le susurraba palabras de consuelo
Thiago: Me vas a contar por qué te pusiste así?
Mar: Yo conocía a ese hombre de antes
Thiago: Al del contrato?
Mar: No, a su asistente. Cuando me dí cuenta quién era me asusté tanto que no pude aguantar acá
Thiago: Quién es? Por qué te hizo tanto mal?
Mar: Conocía a ese hombre del orfanato. Del primer orfanato en el que estuve. Yo tenía seis años, y acababan de llevarme ahí, porque no podía seguir estando en la iglesia. Así que fui a parar a ese orfanato. Es uno de los lugares más horribles que ví en mi vida. Casi no había ventanas, y recuerdo mucha oscuridad y frío. Había muchos chicos, de todas las edades. Ese chico estaba ahí. En ese momento debe haber tenido 16 años. Era mi primera noche, yo estaba muy asustada. Nunca había dormido fuera de la iglesia, que aunque no era hermoso, tenía cama y estaba siempre caliente. Ahí no. Ese chico era como el líder de todos ahí. Le tenían mucho miedo.Era uno de los mayores. Yo estaba sentada en lo que era mi cama, muerta de frío, y descalza. Por eso siempre tengo frío en los pies y no puedo dormir destapada. Me hace acordar a esa noche. El chico se me acercó. El y sus amigos se reían de mí. Yo era muy chica e indefensa. No sabía protegerme. Ellos empezaron a molestarme y decirme cosas. Yo no les contestaba. Y creo que eso fue lo que lo hizo enojar. Que no le contestara. La cara de este chico se transformó por completo. Se puso muy roja, y de un tirón hizo que me levantara. Me preguntó algo una vez más, y como no contesté, me pegó una cachetada. Después empezó a golpearme más. Y yo no podía hacer nada. Sus amigos se reían y lo aplaudían, y los demás chicos me miraban con lástima. Me golpeó todo lo que quiso. Yo solo podía ver la cicatriz de su cuello, que es la que reconocí hoy.
Mar paró para secarse las lágrimas. Thiago tenía los ojos llorosos también
Mar: Ese día me dormí llorando, adolorida, y muy triste. Me desperté a la mañana siguiente con un ojo hinchado y la cara y los brazos llenos de moretones. Me escapé, no sabía a dónde ir. Recorrí la ciudad sola. Hasta que vi una academia de boxeo, y entré. Vi a dos hombres practicando. Y ahí decidí que eso era lo que quería hacer. Al principio lo hacía para defenderme, pero después me di cuenta que me encantaba. Le insistí tanto al instructor que terminó aceptando entrenarme
Thiago: Eso es horrible, mi amor. Todo lo que tuviste que pasar…
Mar: Y hoy lo vi y no pude aguantar. Me asusté mucho. Pensé que me iba a reconocer, pero por suerte no lo hizo
Thiago la abrazó, tratando de contener sus lágrimas. No podía entender como alguien tan enfermo podía hacerle algo así a una nena de seis años
Thiago: Mañana llamo para cancelar el contrato
Mar: No, pero…
Thiago: Sí. No quiero que ese tipo se acerque más acá. Y si lo veo alguna vez, te juro que no voy a dudar en desfigurarle la cara
Mar asintió, y Thiago la volvió a abrazar
Thiago: Te amo. Sos la persona más valiente que conocí en mi vida. Que hayas pasado por todo eso cuando eras chica me destroza, de verdad. Pero que una nena de seis años comience a practicar boxeo para defenderse en lugar de llorar y pedir ayuda es increíble. Yo nunca hubiera podido hacer eso. Te juro que nunca más vas a pasar por algo así. Y si alguna vez lo vemos, prometeme que le vas a enseñar unas cuantos golpes. Yo no te voy a parar
Mar sonrió un poco
Mar: Gracias
Thiago: Y lo digo de verdad, sos la persona más valiente que conocí. Sos increíble
Mar: Te amo
Thiago: Yo también te amo
Mar se aferró a la camisa de Thiago para no dejarlo ir nunca, pero en su corazón  sabía que él nunca la abandonaría

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