viernes, 26 de junio de 2015

Memorias: Parte I

Hola!! Hoy por fín, empezamos con ésta nueva historia! Estoy muy contenta y agradecida con ustedes por tanto!! Espero que les guste mucho! Y sé que al principio puede confundir un poco, pero quiero que saquen sus propias conclusiones!Esto va a ser algo diferente a lo que venimos haciendo. Mil gracias!!!

La verdad es que no sé cómo empezar ésto. Ni siquiera sé porqué lo hago. Creo que es para distraer mis pensamientos. Cielo me dijo que hacerlo me iba a ayudar a desahogarme, a relajarme y a pensar con más claridad. Thiago la apoyó. Yo creo que lo que en realidad querían que dejara de llorar un poco. Pero bueno, acá va:
Mi nombre es Marianella Tallarico Rinaldi. Más conocida como Mar. La verdad es que no sé que contar. Tengo 37 años. Hasta hace poco mi vida era un cuento de hadas, mi cuento de hadas. Tenía todo lo que siempre había soñado. Una familia hermosa. Amigos increíbles. Una carrera musical que fue más de lo que yo pude imaginar. Siete hijos perfectos. Un marido maravilloso.
Bueno, en parte esas cosas las sigo teniendo. Mis amigos siguen siendo increíbles. Mi carrera sigue estando. Mi marido sigue al lado mío. Pero, existe la incertidumbre sobre mis hijos: Podrían pasar de ser siete, a ser seis. Pero aunque todo sigue estando, yo no soy la misma.
Hace dos meses que mi vida cambió por completo. Hace dos meses que mi alma ya no está conmigo. Dos meses desde la última vez que reí. Dos meses desde que ví su sonrisa por última vez. Dos meses desde que siento una opresión en el pecho, junto con una sensación de vacío constante. Dos meses desde que dormí en mi cama en la noche por última vez. En realidad, dos meses desde la última vez que pude dormir bien, sin esas pesadillas que me atormentan. Hace dos meses que paso cada noche en el hospital, en la misma habitación, en el mismo sillón, llorando, mirando a esa persona que tanto amé, amo y voy a seguir amando. A esa persona que no saben si va a despertar alguna vez. A esa persona que me cambió la vida, y que si pudiera, daría hasta mi propia vida por verlo abrir los ojos, esos ojos tan dulces que tiene. Pero no podía. Y eso era lo que más me dolía. No poder hacer nada. Mi chiquitito, mi mini pela, mi nene, ahora estaba en una cama de hospital, conectado a muchas máquinas que lo controlaban a cada hora. Pero no daba señales de recuperación.
Luego del terrible accidente,  los doctores creyeron que era su fín. Es más, nos aseguraron que estaba muerto. En realidad su corazón sí había dejado de latir por unos momentos, pero luego, gracias a un milagro, volvió a funcionar. Pero no terminó allí. Tuvieron que someterlo a tres transfusiones sanguíneas, una cirugía,  y varios yesos en las piernas y brazos. Luego de todo ésto, aún no despertaba. Los médicos temían que fuese su cerebro. Si había daño cerebral, sería irrecuperable. Entonces fue cuando entró en coma. Todavía recuerdo ese oscuro día en el que los médicos nos comunicaron la noticia. Y lloro cada vez que lo hago. Hicieron todo lo posible. Después de mucho probar, se dieron por vencidos. Dijeron que ellos ya no podían hacer nada. Mantendrían a Bruno con vida, mediante un respirador artificial, pero no había probabilidades de que despierte. La decisión era nuestra: Mantenerlo así, en estado vegetativo, o desconectarlo. Obviamente, elegimos mantenerlo así. Hace casi un mes y medio que está en éste estado.
Mi vida cambió por completo ese día en el que nos llamaron, y nos dijeron que nuestro hijo había sufrido un accidente. Después del primer día en el hospital, ninguno salió de casa por tres días. Ni Thiago, ni los chicos, ni yo.Después de tanto llorar, decidimos hacer algo. Así fue que hicimos un trato: Yo me quedaría con él de noche, Thiago en la mañana, y en la tarde iríamos cada tanto, ya que tenemos a seis hijos más que también están sufriendo. Uno de ellos, un bebé, que necesita a su mamá. Yo pensé que después de tanto llorar, ya no iba a poder hacerlo nunca. Fue un error. Todas las noches que paso acá, lloro, rogando por que Bruno vuelva, pidiéndole a él que no nos deje. Intentamos hacer lo mejor posible porque los chicos sigan con su vida normal, pero ellos también están destrozados. Ver a su hermano mayor así es mucho para ellos. Y nuestros amigos también lo están. Vienen casi todos los días a verlo. Jaz y Rama lloran cada vez que lo ven. Muchas veces se quedaron conmigo en las solitarias noches, cosa que agradecí mucho. Sus primos también venían mucho, y sus amigos. Bruno es muy querido por todos, igual que su papá.
Así que acá estoy. Casi ni me reconozco a mí misma. Me volví una persona vulnerable. Y creo que no hubiera podido seguir sin todos ellos. Pasé de ser Mar, la chica graciosa, llena de energía, a esa pobre mujer que llora todo el día, según escuché decir una vez a una enfermera.
Esto de escribir un diario me hace sentir ridícula. Escribir, yo? Pero bueno, por lo menos sirve para que deje de llorar un poco. La mayoría de las veces.


5 comentarios:

  1. BRAAAVOOOOOOO!!!!! Perfectoo!!! Simplemente perfecto

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  2. Dios que dolor es increible que aun siga vivo no lo mataste por suerte solo espero que vuelva,aunque eso complicaria un poco las cosas ya que tiene que ser tic tac...la verdad es debe ser muy dificil para mar mas por que su madre,una madre siempre es la que mas sufre,si bien los padres tambien para una madre debe ser peor saber que te dedicaste a cuidar toda tu vida a tu hijo que lo viste crecer,supongo que para los padres siempre esta en mente que ellos se van a ir primero,pero que..tu hijo mayor sea el primero debe ser...un dolor inmenso...ojala que vuelva hacer la misma...me encantoooo ya esperaba que sea hoy para leer

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  3. Hay me hiciste llorar! Ojala despierte :'(

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  4. *se para y aplaude* braavooo
    me hiciste llorar...espero q tictac la ayude!!

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